Nuestro protagonista llega a su hotel y es llevado hacia su habitación, pero antes de entrar su jefe envía un mensaje que cambiará las cosas. Al parecer no había más habitaciones por lo cual tendrá que compartirla con algún desconocido, aunque esto quizás no sea tan malo.
Al leer el mensaje se disgusta y al abrir la puerta de la habitación para ver a su compañero se lleva una gran sorpresa. Resulta que era una chica y esta se encontraba desnuda, ambos apenados se disculpan y la chica intenta tapar su cuerpo.
Mientras ambos se aseguran que compartirán la misma habitación él nota algo, y es que conoce a la chica, ya que ella corrió en la carrera. Ella se sonroja y le dice que quería agradecerle por ayudarla, pero ya que desapareció no pudo hacerlo.
Entaros no cree que fue una coincidencia así que le pregunta si planeó todo, ella se pone nerviosa e intenta negarlo. Él le dice que deje de fingir y le vuelve a preguntar por qué hizo algo como eso.
La chica con bastante timidez le responde que no sabía cómo acercarse a él ni tenía como conversar con él.
El hombre sonríe y admite que también la estaba buscando y que ahora que están juntos, no deberían perder tiempo. Entaros toca la vagina de la chica y nota que está muy humeda, ella sólo gime.
Aunque le dice que deje de jugar con ella, él le responde que ella fue quien lo buscó, así que es obvio que lo desea. El hombre se comienza a desnudarse y le ordena que chupe su pene y ella como buena sumisa lo hace.
Aldea, chupa el pene de Entaros y este lo disfruta a tal grado de eyacular en su cara, sin embargo, esto es solo el comienzo. Él toma por las nalgas a la chica y empieza a lamer su vagina mientras ella se retuerce hasta que logra acabar.
Es aquí, cuando el comienza a penetrar a la pequeña Aldea de forma salvaje hasta que eyacula por dentro hasta llenarla de semen.